Ante la insistencia de las cámaras patronales agropecuarias en cuestionar las retenciones, el gobierno prevé reemplazar ese instrumento por un nuevo sistema de comercialización de granos.
La historia del nuevo proyecto y las características de la Agencia a crearse, que el gobierno no asocia con la ONCA, ni el IAPI, ni las juntas de granos de la década de 1930, sino con los modelos desarrollistas de Canadá y Australia", notifica Horacio Verbitsky en Página/12 (el vocero.....). Sin embargo, el tema es mucho más complejo.10 conclusiones dominicales:
1. El proyecto gubernamental sobre comercio exterior fue una decisión de Néstor Kirchner cuando la Mesa de Enlace frecuentó a los legisladores de la oposición en el Congreso. Kirchner sigue resultando el Nº1 del Ejecutivo.
2. Kirchner se encuentra muy necesitado de que los productores agropecuarios liquiden la producción que mantienen en sus silos, y esa necesidad lo predispone al choque cuanto antes. El enfoque, paradójicamente, acerca las expectativas de Kirchner a las de los Autoconvocados.
3. La Mesa de Enlace, en cambio, prefiere graduar el conflicto, confiando en que el inicio del 2do. trimestre encontrará a los Kirchner mucho más debilitados.
4. En el gabinete de ministros no hay cohesión sobre los límites del conflicto agropecuario. Sergio Massa, jefe del Gabinete de Ministros de la Nación, ha sido apartado de las decisiones y es posible especular con su próximo relevo.
5. Hay una creciente presión de los intendentes peronistas bonaerenses para que el Ejecutivo Nacional les acredite partidas de dinero prometidas.
6. Hay una diáspora importante de dirigentes peronistas bonaerenses que ya no confían en el Frente para la Victoria, más allá de lo que hagan Mauricio Macri, Francisco de Narváez y Felipe Solá.
7. Hay una presión importante de los dirigentes peronistas bonaerenses para que Néstor Kirchner sea candidato.
8. Hay muchas dudas de parte de Kirchner acerca de si le conviene aceptar asumir ese rol de candidato.
9. Una candidatura con dinero no es igual a una candidatura sin dinero.
10. Es evidente que el poskirchnerismo ha comenzado.
Ahora, 4 recortes dominicales;
Horacio Verbitsky (el vocero......hay que leerlo...para comprender mejor...)en el diario Página/12:
"El gobierno nacional está dispuesto a suprimir las retenciones al comercio exterior de cereales y oleaginosas, que los exportadores pagan pero luego descuentan a los productores. La decisión se adoptó en respuesta a la insistencia de la Mesa de Enlace de las Cámaras Patronales Agropecuarias en cuestionar ese instrumento, con el apoyo de las principales fuerzas de oposición parlamentaria. En su lugar, se dispondría la creación de una Agencia de Comercialización, que compraría las cosechas asegurando un buen precio a los productores y se encargaría de su exportación. En cambio, no alcanzaría a puertos y silos. Las traders que en la actualidad concentran ese comercio podrían seguir actuando en el mercado, comprando materia prima para industrializarla y exportar luego los productos con valor agregado nacional. Según los funcionarios del Ministerio de Producción que trabajan en el proyecto, no tendría “reminiscencia del conservadorismo de la década de 1930”, con sus juntas de granos y de carnes, ni del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) del primer peronismo. Sería lo que califican como “una agencia moderna, propia del siglo XXI, inspirada en los entes de esas características que funcionan en países como Canadá y Australia”. Uno de sus objetivos seguiría siendo desacoplar la provisión interna de alimentos de los vaivenes de los mercados internacionales, pero con instrumentos más sofisticados, idóneos para diferenciar entre los intereses de distintos segmentos del sector y al mismo tiempo promover la industrialización en el país de la materia prima, que hoy se exporta a granel y es elaborada en plantas en el exterior que a veces son de las mismas comercializadoras. En Canadá funcionan tres juntas distintas: > una negocia los precios de la cosecha, > otra la comercializa y > la última establece los niveles de siembra a los que deben atenerse los productores para obtener una máxima rentabilidad, al estilo de una OPEP agropecuaria interna. La nueva agencia estatal sólo abarcaría en una primera etapa la comercialización de los principales cereales y oleaginosas: trigo, maíz, girasol y soja. El gobierno cree que el nuevo esquema, al que califica de desarrollista, también podría provocar realineamientos entre las entidades gremiales y las fuerzas políticas, ya que estaría destinado a favorecer a medianos y pequeños agricultores y promover la creación de empleo industrial, a expensas de acopiadores y brokers que triangulan las ventas y así acaparan la mayor rentabilidad. (...) El Poder Ejecutivo decidió prepararse para un cambio de escenario, que involucrara la supresión de las retenciones y un sistema distinto de comercialización. El proyecto oficial había sido mencionado por Giorgi en la reunión del martes. (...) Las fuentes oficiales (...) señalan la necesidad de dar un corte definitivo a un conflicto que no tiene solución en los términos en que se ha planteado hasta ahora. En su lugar propondrán una reforma estructural coherente con la situación internacional, en la que el Estado acude al rescate de las fuerzas enloquecidas de un mercado que, sin otra lógica que la maximización de ganancias, precipitó una crisis mundial. (...) El comercio exterior está como hace 75 años en manos de unas pocas compañías extranjeras, o ahora también de origen local pero trasnacionalizadas, entre ellas la Aceitera General Deheza, del aún senador del Frente para la Victoria Roberto Urquía, lo cual señala los límites de la construcción política oficial. (...)".
Joaquín Morales Solá en el diario La Nación:
"(...) En la noche del jueves último, Néstor Kirchner, Julio De Vido, Carlos Zannini y Ricardo Echegaray trabajaron juntos hasta muy tarde en Olivos. Nadie sabe qué urdían. Pero la presencia de Echegaray, el hombre que le propinó la venganza al campo estorbando las exportaciones agropecuarias, sembró la suspicacia sobre la posibilidad de que hayan estado dándole forma a la estatización del comercio de granos. Kirchner venía voraz, como siempre, por unos US$1.500 millonesde soja guardados en silos. El Gobierno estima, para peor, que serían US$3.000 millones. El ex presidente no puede dormir pensando que unos US$1.000 millones caerían en el acto dentro de sus alforjas. Los productores guardan esas cosechas porque les confían poco a los bancos y porque, en última instancia, esperan un nuevo nivel de retenciones. La voracidad se juntó con la bronca cuando vio a los principales líderes agropecuarios en el Congreso, rodeados por toda la oposición al kirchnerismo. Era una audiencia abierta a la que el oficialismo no fue porque no quiso. Pero Kirchner es así: no hace ni deja hacer, salvo cuando se trata de su voluntad. Fue entonces cuando ordenó la ofensiva, mediática por ahora, para manotearle al campo el comercio de sus productos. La versión por sí sola ya es rupturista. ¿Cómo se continúa con el diálogo cuando los productores sienten que tienen un revólver en la cabeza? ¿Cómo, cuando se ha destruido el clima de la negociación? Kirchner es un caso extraño: seguramente ve la fosa que se cava él mismo, pero sigue trabajando en ella de sol a sol. ¿Por qué? Alguien que posó de malo durante seis años tiene que ser más malo en la caída, porque, si no, cualquiera se le animará , teoriza un conocedor de Kirchner. Detrás de la escena, ninguno se regodea con la idea de un acuerdo. Gobierno y ruralistas sólo están jugando con tiempos distintos. Los líderes del campo esperan a que transcurra marzo. Entonces, los chacareros se habrán quedado sin un peso, muchos empleados del comercio y la industria del interior podrían ser despedidos (ya se habrán agotado las actuales instancias de vacaciones y suspensiones) y los ánimos estarán predispuestos para otra sublevación. Es probable que los propios centros urbanos hayan recibido entonces los primeros síntomas palpables de la recesión que ya está en el interior. Los líderes rurales van al diálogo, pero esperan a marzo. ¿Por qué no imaginan un espacio de acuerdos? Porque el G obierno tendría que aceptar que debe poner patas para arriba su actual política agropecuaria. Imposible, dijo uno de ellos. El Gobierno (...) Está apurando el enfrentamiento que los ruralistas quieren postergar. La versión sobre la estatización de la comercialización de granos es el camino para apurar el combate final. Si esa versión se convirtiera hoy en información, la administración no habrá hecho otra cosa que acelerar aún más los tiempos de la batalla. La decisión de estatizar el comercio de granos podría ser una mecha encendida en un polvorín. Una cosa será estatizar el comercio y otra cosa será obligar a los productores a entregarles sus mercaderías al Estado. Es probable que no lo hagan. Quemarán las cosechas antes de entregárselas a Kirchner, ha dicho uno de los cuatro líderes rurales. La mancha se extiende: AEA, la poderosa central de dueños de empresas, anunció ayer su oposición a cualquier intervención oficial en el mercado de granos. Cristina Kirchner podría echar mano a un decreto de necesidad y urgencia para esa eventual estatización, pero también el decreto deberá ser aprobado por el Congreso. No habrá necesidad de desempate en el Senado. Esa decisión será rechazada antes por la Cámara de Diputados y los Kirchner lo saben , asegura un diputado que todavía cree en el kirchnerismo. (...)".
Eduardo van der Kooy en el diario Clarín: "
(...) Quizás haya pasado para Kirchner la hora del látigo. Ese látigo asoma desflecado. La invocación a los traidores que antes podía provocar miedo genera ahora reacciones impensadas. Cuando habló de traidores y de aquellos que ganaron "colgados de las faldas de Cristina" apuntó a Felipe Solá. El diputado prefirió guardar silencio pero irrumpió Carlos Reutemann. El senador no participó en la batalla electoral del 2007, porque arribó a su banca en el 2003 con un mandato de seis años que recién expira en diciembre. Pero no parece existir mejor negocio político, en especial en Santa Fe, que confrontar hoy con Kirchner. Aquel látigo surte efecto en los peronistas que todavía lo frecuentan, en los que tienen por él un respeto reverencial, en los que no pueden evitar aún la cercanía geográfica y política o en los que lo necesitan para seguir administrando. En el resto del enorme tronco peronista se va registrando un desgajamiento irremediable. Los que lo necesitan son, en especial, gobernadores e intendentes. Daniel Scioli tiembla cuando escucha las cifras de aumentos salariales que se discuten para los docentes porque ese aumento, antes o después, se trasladará al grueso de la administración pública bonaerense. Los intendentes del conurbano necesitan los dineros oficiales más que nadie. Pero algunos de esos dirigentes, incluso en el segundo cordón --la hipotética fortaleza kirchnerista-- se enfrentan a un dilema. Los pone allí aquel soporte económico indispensable y, a la vez, el desencanto que impera con los Kirchner en vastos sectores de esas comunidades. Los mismos intendentes observan octubre con mucha prevención. Ignoran qué candidato en Buenos Aires podría asegurarles la victoria. Aunque dentro de esa incertidumbre logran siempre una constatación: no hay nadie en el PJ del distrito que todavía supere la declinante ponderación que tiene Kirchner. Por ese motivo se explica el deseo de varios de ellos: "Que sea Néstor. Si gana se acabarán las discusiones. Si pierde podremos pensar en otro liderazgo y en el 2011", confiesan con una dosis de crueldad y fatalismo. Kirchner está por primera vez pensando con seriedad la chance de ser al final el candidato. Es el jefe intratable que, como en el conflicto con el campo, creería ser protagonista de alguna gesta épica. Una gesta quizás en tiempo equivocado. Pese a todo no avanza en penumbras. Revisa los números de las encuestas que, casi siempre, se circunscriben a Buenos Aires. En ese campo se dirimirá la elección de octubre y el futuro. Los números que más interesan son los del conurbano porque en el interior bonaerense el destino habría sido marcado por el pleito con el campo. El ex presidente supone que allí perdería alrededor de 500 mil votos que obtuvo Cristina cuando se consagró Presidenta. La novedad con que se habría topado el ex presidente es la potencial captación de votos que estaría en aptitud de hacer la oferta electoral todavía desarticulada de Solá, Francisco de Narváez y Mauricio Macri. El mayor peligro para Kirchner lo encerraría esa rápida diseminación de votos más que aquel espacio donde participa el peronismo disidente. Esa diseminación significaría que los votantes estarían a la espera de alternativas distintas a la oficial. Significaría además un descontento con los Kirchner. El armado electoral de la nueva trilogía, en cambio, está aún lejos de consolidarse por los recelos crecientes que circulan entre Solá y De Narváez. También por las debilidades de manejo de Macri. El PRO bonaerense se le acaba de quebrar. Esa precariedad no se ha convertido en dique de las cotidianas deserciones que padece el oficialismo. Ocurrió en Diputados y el Senado. Pero está sucediendo en otras partes. (...) La idea de volver a una Junta de Granos para comercializar los granos tendría que ver con (...): el Gobierno necesita que los productores vendan los granos acumulados (los volúmenes, según las partes en pugna, oscilan entre los 4 y los 9 millones de toneladas) para ingresar divisas y, a través de las retenciones, engrosar las arcas fiscales que vienen decayendo por efecto de la crisis doméstica e internacional. (...) A la vuelta de cada esquina el matrimonio presidencial vuelve a ser el de toda la vida, con sus rasgos casi incombustibles: muy solos y desconfiados. Pelear y morir con lo nuestro, podría ser el apotegma de ellos en este tiempo bien inclemente del mundo y del país." Eugenio Paillet en La Nueva Provincia, de Bahía Blanca: "Néstor Kirchner acaba de sufrir un nuevo revés entre sus propios aliados. No se vincula con la pérdida de senadores y diputados, tanto nacionales como provinciales, que viene experimentando en las filas del Frente para la Victoria desde aquel primer sonado portazo de Carlos Reutemann. Más grave aún, si se lo mide en términos de pérdida de liderazgo o de reales preocupaciones en los campamentos oficiales por el destino electoral que les espera en octubre, es un debate impensado hasta no hace mucho en torno al formato de campaña que planea enarbolar el santacruceño, si es que se decide finalmente a enfrentar una candidatura por la provincia de Buenos Aires. En rigor de verdad, a la par de aquel reclamo de intendentes, gobernadores, líderes territoriales y caciques sindicales para que asuma esa postulación como única garantía de que el oficialismo no sufra una derrota catastrófica en las parlamentarias de este año, hay un fuerte revulsivo interno por la decisión de Kirchner de llevar a la tribuna un discurso que algunos se han animado a calificar de "incendiario". (...) El reclamo de la tropa aliada en general no se ha hecho esperar: Kirchner no tiene espacio, a esta altura, para declinar una candidatura en Buenos Aires. Tiene que ser candidato "salga lo que salga", al decir de un intendente del conurbano. Néstor estaría finalmente convencido de que no tiene otro camino, aunque podría esperar hasta agosto para decidir. En el medio, reforzará su presencia en campaña en el Gran Buenos Aires, en el interior de la provincia y en toda la geografía nacional. (...) Para ellos, es un error, cuando no un riesgo, hacer campaña con un discurso en el que no hace falta escarbar para conocerlo en su médula: el ex presidente quiere salir a reclamar el voto, para de ese modo cuidar al gobierno de Cristina de las acechanzas desestabilizadoras o golpistas de sus odiados enemigos del campo o de los partidos de oposición. Cuenta con la entusiasta aprobación de los halcones del gobierno y del peronismo. (...). Hay agregados a esos análisis críticos de sus aliados. Para algunos, Kirchner no es justamente un dirigente que pueda presentarse como el garante de la gobernabilidad. Están muy frescos en la retina social aquellos flamígeros discursos en plena pelea con el campo del año pasado. Y el estrepitoso derrumbe en las encuestas que un Kirchner desencajado le provocó a su imagen y también a la de Cristina. Nunca se recuperaron de ese paso, que hoy es visto en despachos oficiales como un tremendo error de cálculo y apreciación política, y navegan en un índice de aceptación popular que, en el mejor de los casos, araña el 30%. (...) Otra vez la mano de Kirchner, y las disputas entre halcones y palomas, suben a escena. Lo cierto es que, hoy, pocos apuestan a que se haga la reunión de pasado mañana. Lo advirtió Hugo Biolcati, y no es aventurado esperar un nuevo rompimiento si se mira cómo están las cosas y cómo ha escalado la violencia verbal desde aquel primer round con Débora Giorgi y Florencio Randazzo. En especial, porque los sectores más duros de la administración que responden al ex presidente creen que hay que romper todo y doblegar a la Mesa de Enlace como sea. Una de las últimas herramientas ha sido el aliento de la Casa Rosada al rumor de que el gobierno doblará la apuesta y estatizará la comercialización de granos, en especial los de soja. "Se van a comprar otro conflicto peor que el de la 125", avisó el titular de la Sociedad Rural. El sector más racional del gobierno, tal vez el jefe de Gabinete, Sergio Massa --aunque es evidente que ha sido apartado paulatinamente de la foto--, y hasta se dice que por momentos la propia Cristina, preferirían que las negociaciones no se rompiesen. Que se puedan mostrar avances, no sobre la soja, que sigue siendo tema tabú pese a las desmentidas de Randazzo, pero sí sobre el otro montón de reclamos del campo que empezaron a ser considerados por Giorgi. Las palomas del gabinete dicen sin tapujos que lo peor que puede hacer el gobierno es extender el conflicto con el sector agrario o con sus principales dirigentes. "Ya se vio que lo del año pasado no nos benefició, y podemos dialogar y negociar muchas otras cosas que están en juego. Cualquier otra posición no suma nada, sino que resta", se sinceró un confidente de ese sector. Los duros de Kirchner responden que hay que seguir la pelea hasta demostrar que, en verdad, es el campo el que "está lleno de violencia" y no quiere acordar, para lo cual citan como ejemplo la toma de un banco entrerriano por parte de Alfredo De Angeli, o algunas declaraciones rupturistas de Biolcati y de Eduardo Buzzi.
Kirchner es Kirchner, y sobre eso no parece haber retorno.