Escándalo:
¿Iván Velázquez espiaba para Aníbal Fernández y Néstor Kirchner?
El periodista Christian Sanz afirma que, durante una entrevista que le hizo al ex agente de inteligencia Iván Velázquez, éste reconoció que interfería correos electrónicos pero que lo hacía a pedido de sus jefes.
La pregunta es: ¿A quién reportaba Velázquez? O sea: ¿Quién era el destinatario último de las tareas del ex espía, hoy detenido en Montevideo, Uruguay?
13/02/2009 12:28
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). 10 preguntas que surgen con fuerza por estas horas en el oscuro episodio del caso de Iván Velázquez, ex agente de inteligencia del Estado argentino:
1. ¿A quién reportaba Velázquez durante su reciente pertenencia a la estructura de seguridad gubernamental?
2. ¿Quién era el destinatario último en la estructura gubernamental de la información que él conseguía?
3. ¿Él recibía un listado con los 'blancos' o los elegía él?
4. ¿De quién era la propiedad desde dónde él ejecutaba sus tareas?
5. ¿Sus tareas eran similares en anteriores gobiernos o fueron diferentes desde el arribo de los Kirchner al poder?
7. ¿Cuál era la relación entre Velázquez y el hoy ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, responsable de las fuerzas de seguridad del Estado Nacional, Aníbal Fernández?
8. ¿Tuvo, en algún momento, acceso o conocimiento de la información obtenida por Velázquez, quien era el Jefe del Estado?
9. De resultar esto afirmativo, ¿conocía los procedimientos de obtención de esa información?
10. En caso de resultar esto afirmativo, ¿qué órdenes impartió?
Los interrogantes surgen de la siguiente crónica realizada por el periodista Christian Sanz:
Conocí a Iván Germán Velázquez a fines del año 2007, luego de haber publicado un artículo contra él. Me llamó con tono conciliador y me invitó a comer en un restaurant ubicado en la zona norte del conurbano bonaerense, a efectos de aclararme que yo estaba equivocado respecto a mi "impresión" sobre su persona.
"No suelo encontrarme con periodistas y menos aún intentar aclarar nada, pero aunque no lo sepas, sé que sos un tipo honesto", me confesó inesperadamente. "Si supieras lo corruptos que son muchos de tus colegas, te asombrarías", agregó.
Acto seguido, me contó cómo en su momento había sido reclutado por la Secretaria de Inteligencia del Estado (ex SIDE) a efectos de hacer diversos trabajos de espionaje, muchos de ellos rayando en lo ético y legal. Admitió que parte de su tarea no era lo que podría decirse "transparente", pero que era lo que recibía como instrucción por parte de sus superiores.
Luego de describir algunas de las operaciones que lo tuvieron como protagonista, me aseguró que el kirchnerismo lo forzaba a hacer tareas que superaban toda tolerancia posible. "Me piden que hackee los correos electrónicos de ministros, secretarios, ¡los Kirchner no confían en nadie!", admitió con cierta incomodidad.
Me explicó luego cómo hacía la SIDE para intervenir conversaciones y "pinchar" mails y, ante mi insistencia, dijo que me daba permiso para denunciarlo públicamente, lo cual hice oportunamente.
La charla fue amable y, si bien no todos mis interrogantes fueron respondidos, Iván se comportó a la altura de las circunstancias. Estaba agobiado y decepcionado.
Meses más tarde, apareció involucrado en una causa judicial por inmiscuirse supuestamente en correos electrónicos de diversas personalidades del quehacer político y del mundillo del espectáculo. En el marco de esa denuncia, Velázquez escapó a Uruguay y permaneció durante unos meses intentando obtener asilo político allí.
En algún momento del año 2007, yo viajé a ese país y lo entrevisté en el pequeño departamento que alquilaba en la ciudad de Colonia. Allí, Velázquez me sorprendió por completo cuando me mostró una serie de documentos que comprometían al kirchnerismo. "Es verdad que yo hackeé a personas importantes, pero fue por pedido del gobierno", aseguró al tiempo que me mostraba una serie de papeles firmados por funcionarios oficialistas.
"Vos tenés que mostrar esto públicamente y dejar en claro la situación", le sugerí en ese momento. La respuesta fue tajante: "Algún día escribiré un libro y todo esto se va a conocer", finalizó.
Acto seguido, me contó la trama completa de la causa en la que apareció involucrado por intervenir correos electrónicos de personajes de relevancia. Supe allí que se había acusado a algunas personas inocentes y que no se había señalado a funcionarios y periodistas —dos muy importantes, por caso— que sí poseían enorme responsabilidad en la compra-venta de información robada.
Lo que sucedió luego fue una completa farsa, a tal punto que hoy en día la causa judicial naufraga en busca de un juez que quiera tomarla, luego de que la ímproba Sandra Arroyo Salgada hubiera sido separada del expediente.
El libro de Velázquez ha sido escrito finalmente y promete ser explosivo.
Algunos de sus capítulos fueron publicados por este periódico y generaron un fuerte temblor en el mundillo del espionaje vernáculo. Puedo anticipar que hará lo propio respecto al kirchnerismo, debido a los señalamientos puntuales sobre oscuras operaciones oficiales. Asimismo, provocará un tembladeral en el periodismo, ya que hay un capítulo que puntualiza sobre los periodistas que cobran por parte de la Secretaria de Inteligencia del Estado.
No puedo defender a Velázquez por lo que ha hecho, ya que es grave, pero creo que tampoco debe estigmatizarse su actuación, toda vez que sus actos han respondido a los pedidos de importantes funcionarios kirchneristas.
Más temprano que tarde, esto será revelado. No sólo por el "desinflamiento" de la causa judicial que lo involucra, sino por la revelación de los documentos arriba mencionados que comprometen al oficialismo.
No es poco.



